Pues si, hemos repetido en las islas de San Juan, como el sábado daba la marea para estar por la tarde, el domingo, con la pleamar 20 minutos más tarde y un poco más de coeficiente, también hacíamos calado. Además, las chicas estaban un poco envidiosillas de la excursión de ayer.
Salimos después de comer, también a vela, con el viento y la corriente a favor.
Ignacio pasando entre las dos boyas 14.
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Para hacer un poco más de tiempo hasta las 18:00 que ya tendría calado, avanzamos un poco por la Ría de Astillero y nos dimos la vuelta pasada las isla de Pedrosa. En esta isla, de las más grandes de Cantabria, actualmente unida a tierra por un puente, se construyó un lazareto en 1869 para mantener en cuarentena a las tripulaciones de buques afectadas por enfermedades tropicales. Más tarde ha sido utilizado como hospital y actualmente, como centro para drogodependientes. En la foto se ve el embarcadero y un edificio pequeño con un cartel que pone "teatro" en su hastial.
La isla de Pedrosa. Un antiguo lazareto. |
Esta vez teníamos el bote y antes de desembarcar en la Campanuca, fuimos remando como los indios (Mar en una banda y yo en la otra, subidos al flotador) y dimos la vuelta a Peña Rabiosa donde no intentamos desembarcar, lo dejaremos para otro día.
Después de volver a ver la Campanuca, donde ya no quedaban moras porque nos las comimos todas ayer, desembarcamos en la Isla Tercera y no conseguimos pasar de la orilla debido a lo tupido de la vegetación.
Mar en la Isla Tercera. Al fondo la Peña Rabiosa a la que rodeamos en el bote. |
Ya en el barco nos bañamos, tomamos un café calentito y al igual que ayer, antes de arriesgarnos a pasar la noche tumbados en el fango de la ría, volvimos a motor a Santander con la puesta de sol.
La Campanuca desde Peña Rabiosa. |
El Savreh fondeado. |
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